dimarts, 18 de novembre del 2008

IGNACIO FERNÁNDEZ TOXO, ¿POSIBLE RELEVO DE FIDALGO EN CCOO?

(Foto: Claudio Álvarez)

Creo que es una buena opción, por eso reproduzco la entrevista en “Cinco Días” de 17-11-08.

Como candidato a la secretaría general de CC OO quiere gobernar el sindicato ofreciendo más peso a las federaciones en la toma de decisiones, aunque sin cambios en el diálogo social

El histórico dirigente del metal, Ignacio Fernández Toxo (Ferrol, 1952), se presenta como candidato alternativo al secretario general, José María Fidalgo, en el próximo congreso confederal de CC OO en diciembre.

En los últimos años, Toxo ha formado parte de la dirección como secretario de Acción Sindical, pero ahora los posibles apoyos de los críticos a Fidalgo (Agustín Moreno y Rodolfo Benito) pueden auparle a un mandato que se le resistió en el 2000, cuando quiso sustituir a Antonio Gutiérrez.

¿Va a ser secretario general de CCOO?

Para eso me presento.

¿Es definitiva la decisión?

Definitivo nunca hay nada. Pero las circunstancias lo aconsejan. El tercer mandato es por definición un mandato extraordinario. No creo que se den las circunstancias, entre ellas que hubiera un respaldo amplio a Fidalgo y eso no se va a producir. Si no me presento y no se presenta nadie, el respaldo será inferior al del anterior congreso.

Usted ha formado parte de la dirección, ¿qué diferencias ha tenido con Fidalgo?

A mí no me gusta personalizar. Son cuestiones más colectivas y me incluyo dentro del núcleo de dirección del sindicato de los últimos cuatro años. ¿Qué cosas hemos hecho mal y por qué es aconsejable el cambio? Hemos dejado de hacer una cosa imprescindible para que el sindicato pudiera respaldarse con más visibilidad en la sociedad: no hacer todos los esfuerzos por superar las crisis de 1995 y de 2002. CC OO se ha balcanizado, con tendencias crecientes a aparecer como franquicias de una marca en el país, pero sin la cohesión suficiente para ganar capacidad de presencia.

¿Esto es achacable a Fidalgo?

Sería injusto decir que es achacable exclusivamente a Fidalgo, pero evidentemente el director de la orquesta tiene una gran responsabilidad si la orquesta desafina.

Usted se apoya en algunas federaciones, como Cataluña, con las que hay cierto riesgo de favorecer un modelo de fuerzas centrífugas, según la dirección.

Es un juego de equilibrio. Lo que estoy propugnando es que generemos espacios de dirección compartida, donde cada una de las partes, con un centro confederal, tengan lugares donde reflexionar y tomar decisiones que permitan actuar de una forma más homogénea. Porque concebimos la estructura de un sindicato para un país que ya no es aquel país y un mundo de la empresa que ya no es ese mundo. No hemos estado lo suficientemente ágiles en redefinir nuestros espacios de toma de decisiones y seguimos anclados en modelos que hace tiempo exigían una reforma. Las decisiones han de ser más compartidas para que no se nos disgreguen por otro lado.

¿CC OO se ha burocratizado?

No me gusta introducir calificativos fuertes. A mí me parece que hay un cierto autismo, y formo parte de la dirección confederal del sindicato, que nos lleva a no ser capaces de interpretar bien lo que sucede en el conjunto y a concentrarnos mucho en lo que es nuestro propio espacio de gestión.

¿Cree que su candidatura se puede ver como una suma de críticos?

Creo que alguien está diciendo eso por interés. No tengo ningún acuerdo con Agustín Moreno, no sé que va a hacer Agustín Moreno. Pero sí creo que las organizaciones que en momentos determinados han estado bajo la disciplina de Rodolfo Benito o de Agustín Moreno han tenido su propia evolución. Esas trincheras están bastante tapadas. No me lo he planteado en absoluto como la búsqueda de alianzas de gente que tiene poco que ver con el diseño en las políticas del sindicato para desplazar a Fidalgo.

Pero los críticos han tenido diferencias en la acción sindical.

En algunos casos las hay, no las niego, pero creo que son discutibles todas ellas, no digo integrables. No voy a pedir a la gente que quiera sumarse con su voto a la candidatura que yo presentaré que renuncie a ninguna de sus ideas. Pero que tampoco me pidan que haga un ejercicio de transformismo que lleve al sindicato a las antípodas de donde está. La estrategia se ha sustentado en el diálogo social, en la concertación, la negociación hasta la saciedad, la movilización cuando es necesaria. Eso no se va a poner patas arriba.

¿Qué papel les daría a los críticos?

De las organizaciones que han apoyado a Agustín Moreno hasta la fecha sé que hay algunas que estarían a favor de una vía alternativa a la dirección actual. De otras no me consta. Creo que todo lo que se movía en la opción de Rodolfo Benito está por superar las viejas divisiones. Si yo pierdo el congreso, no voy a crear una nueva corriente. A lo que sí me comprometo si gano es a trabajar porque las fracturas se puedan resolver para que todo el mundo se sienta cómodo. Concibo una ejecutiva en que todas las personas que salgan del congreso tengan responsabilidad en una organización colegiada. Lo que no se puede es montar un corralito para que la pluralidad se exprese en el corralito y luego dirijo con los que están de acuerdo conmigo nada más. Tenemos una ficción de pluralidad interna que luego aparcamos en corralitos para seguir manteniendo esta suerte de sectas que no obedecen a diferencias reales.

Si es elegido secretario general, ¿cambiará algo el diálogo social?

He negociado con el Gobierno, con la patronal. Me he creído lo que he hecho durante estos cuatro años.

¿Comparte una congelación salarial a cambio de minimizar la destrucción de empleo?

No la comparto. Creo que eso deprimiría mucho más la capacidad de compra de las familias y la actividad económica y no creo que ponga en riesgo la situación de las empresas. Voy a plantear, además, que el salario mínimo está en condiciones de crecer en los términos que habíamos planteado UGT y CC OO para llegar al final de la legislatura hasta los 800 euros.

Pero puede suceder que para mantener los salarios tenga que haber despidos.

También hay mucha empresa oportunista, que aprovechando el ruido de la crisis plantean expedientes de regulación de empleo o despidos individuales para conseguir ganancias de productividad haciéndolas descansar otra vez en la reducción del coste laboral. No digo que haya empresas con problemas. Estamos absolutamente abiertos a valorarlo con ellas y a buscar soluciones. El primer preocupado porque la empresa funcione, porque la empresa exista en primera instancia, tiene que ser el trabajador, ya que tiene su salario pendiente.

¿Qué tipo de ayudas necesita el sector industrial?

Hay que ver cada empresa en su situación. Algunas plantean expedientes de regulación de empleo como dentro la estrategia para alcanzar una ventaja competitiva. Si somos capaces de diferenciar lo coyuntural de lo estructural será más fácil ponerse de acuerdo. Porque ahora todo el mundo pide ayudas: la banca, el sector del automóvil. ¡Claro! Los beneficios son privados, pero las pérdidas son públicas. Si se reclaman ayudas, debe haber contraprestaciones.
¿Cuando se supere esta situación, va a usted a reinvertir en España en la mejora de su aparato productivo? ¿Va a haber un plan industrial y compromisos sociales? Si es así no tengo ningún problema en que el Estado, es decir, los ciudadanos, ayudemos a las empresas a superar la situación.

J. A. Vega / A. Simón

CINCO DÍAS